Buenos días… por decir algo.

Tan solo son las seis menos cuarto de la mañana y ya suena el despertador, a la ducha corriendo para tener buena cara.

Me he colado, no me da tiempo a desayunar, me tengo que hacer una coleta bien tirante que me impidan pensar las once horas que me quedan de pie y así poder forzar esa sonrisa tan estupenda que los asistentes al congreso se merecen.

Es miércoles pero ya es mi cuarto evento esta semana.

Necesito maquillarme sin parecer maquillada, aunque con este pañuelo azul quedaría muy bien una sombra azul en el parpado móvil, pero no está permitido. Nota mental: asegurarme bien de que es el uniforme negro con complemento azul…

Brillito en los labios, colonia y corriendo al metro, con las deportivas, por supuesto, los tacones para antes de entrar en el evento.

Por poco y no llego, al servicio a ponerme los tacones, a retocarme y a estar lista en mi puesto para cuando arranque todo tener controlado y memorizado donde están los servicios, las diferentes salas, la zona de exposición comercial comercial, el coordinador del congreso, los horarios de los almuerzos, la localización de los coffee, donde tenemos el agua y las copas de repuesto, los micrófonos, los técnicos….

Miro el reloj, aun son las diez de la mañana y ya tengo los pies que me arden y las piernas cargadisimas, que llegue la hora de comer…

Intento mirar el móvil sin que se note demasiado… se que no debería pero lo hago.

Siete ponencias, dos intervenciones de próstata y un debate interminable llega mi turno de comida, son las tres de la tarde, desde que desayuné mi cuerpo se cree que es la cena.

A penas tengo 40 minutos para engullir todo lo que mi cuerpo necesita para aguantar la tarde, fumar, tomar un poco el aire, charlar con mi amiga que está en el guardarropa, ir al servicio y retocarme el maquillaje.

La tarde no avanza, las cuatro y media, cinco y cuarto, seis y media, por fin las siete la hora de fin, pero no, retraso y mas retraso…

Las ocho y veinte¡¡¡ ya salimos¡¡ que alegría.

Que horror de metro, no hay sitio para sentarse y casi ni para moverse.

Colocar la ropa para mañana, la acreditación que no se me olvide¡¡

Lo mejor es llegar a casa para poder ver una serie, pero antes…

Toca ducharse, desmaquillarse, poner gel frío en piernas y pies, tengo que llegar al sábado…

Hora de cenar, que gustazo poder comer tranquila sin prisa…

Son las doce menos cuarto de la noche ya no me da tiempo a ver nada, tengo que dormir que mañana  a las siete tengo que estar de nuevo en el congreso…

Así se resume el «sencillo» día de una azafata, hay quien cree que es fácil pero lo cierto es que es agotador.

Buen finde para todxs¡¡¡